Dos sistemas operativos.

Hoy en día, muchos usuarios descubren los beneficios de tener dos sistemas operativos en un solo ordenador, una configuración conocida como “arranque dual”. 

¿La razón? Al parecer, ofrecería la versatilidad de Windows y la potencia de Linux en un mismo equipo, brindando una experiencia informática inigualable. 

Ahora, debes tener presente que, aunque la instalación puede parecer sencilla, existen ciertos aspectos cruciales que, si los pasas por alto, pueden convertir esta experiencia en un verdadero quebradero de cabeza.

De hecho, gestionar el arranque del PC, lidiar con las actualizaciones de éstos dos sistemas y entenderlos son solo algunos de los factores que debes considerar. 

Por consiguiente, ignorar estos detalles puede generar conflictos inesperados, como si fueran enemigos acérrimos.

Especialmente si no estás familiarizado con los sistemas de archivos de cada uno. 

Riesgos que debes saber al contar con dos sistemas operativos

Muchos usuarios no lo saben, pero uno de los principales desafíos al instalar Linux junto a Windows es el gestor de arranque. 

Muchas distribuciones de Linux instalan “GRUB”, que puede sobrescribir el gestor de arranque de Windows. 

¿Qué significa esto? Que una actualización de Windows podría dañar o incluso eliminar “GRUB”, dejando su sistema Linux inutilizable hasta que lo repare o reinstale.

Además de ello, las particiones de Windows 11 podrían modificarse sin previo aviso, invadiendo el espacio de Linux. 

Por consiguiente, la creación de copias de seguridad de ambos sistemas es vital, aunque pueda volverse una tarea exhaustiva.

Recuerda siempre tener a mano los medios de recuperación de ambos sistemas operativos. 

No se puede olvidar los sistemas de archivos. Windows usa NTFS por defecto, mientras que Linux usa EXT4. 

De hecho, aunque Linux permite acceder fácilmente a las particiones NTFS, lo opuesto no es cierto.

Windows no «entiende» EXT4, lo que significa que no podrás acceder a tus archivos de Linux desde Windows.

Consejos para una convivencia sana y productiva

Ten presente que, para asegurar una convivencia armoniosa entre tus sistemas operativos, sigue estos pilares:

-Instale Windows primero, luego Linux: 

Este orden es fundamental, ya que si instalas Linux después de Windows, el gestor de arranque de Linux se configurará correctamente.

Hacerlo al revés te obligaría a reinstalar GRUB manualmente.

-Crea una partición compartida en formato NTFS: 

Esta es una excelente idea para facilitar el intercambio de archivos, debido a que si reservas una partición en NTFS, ambos sistemas podrán acceder a ella, eliminando la necesidad de depender de servicios en la nube para compartir documentos.

-Desactiva el inicio rápido de Windows: 

Dicha función puede impedir el acceso a la partición NTFS desde Linux y causar errores. Por ende, asegúrate de deshabilitarla para evitar conflictos.

-Elige las distribuciones de Linux adecuadas: 

En este caso, si quieres tener una experiencia de arranque dual fluido, las mejores opciones suelen ser Ubuntu o Linux Mint, ya que son conocidas por su facilidad de instalación y compatibilidad.

En fin, con estos consejos tendrás la posibilidad de disfrutar de lo mejor de ambos mundos en tu PC sin mayores inconvenientes.

¿Estás listo para llevar tu experiencia informática al siguiente nivel?

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(S.M.C)

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